
El popular crítico de Gastronomía, Pepe Oneto, que se ha hecho famoso por su participación en los programas de Carlos Herrera, en la Cope, ha dedicado su revista radiofónica semanal en Radio La Isla, que lleva por título «Saboreando» a Marbella, a la cocina tradicional de Marbella y al trabajo de divulgación que lleva a cabo la Academia Gastronómica de Marbella, entrevistando en directo al presidente, Doctor Andrés Manuel Sánchez Cantos, que estos días ha recibido el gran homenaje popular de Marbella por su trabajo como médico de Digestivo, así como recabando la opinión de otros académicos, como Antonio Espada y José Luis Yagüe Ormad, junto a destacadas personalidades de la Costa del Sol en su empeño por dignificar la gastronomía y dar la mejor calidad y servicio, como ha sido el caso del empresario Miguel Ortega Vera con su Restaurante El Campanario.


El Reportaje Radiofónico desvela aspectos muy importantes sobre Marbella y la Gastronomía y pone de releieve la gran estima que se tiene en la Costa del Sol a la gastronomía del pescado y de las delicias del estero, en San Fernando, Chiclana, Conil y en toda la Bahía de Cádiez, poniéndose de realce cómo son muchas las familias de personas que trabajan en el mundo del Turismo y la Hostelería de la Costa del Sol que para sus escapadas de fin de semana o de puentes, eligen ir de Marbella a Chiclana o Conil para disfrutar unos días de descanso en una zona a la que se tiene un gran aprecio y estima en la Costa del Sol.

En el transcurso del Reportaje realizado por Pepe Oneto en «Saboreando» se puso de manifiesto como «La Tribuna Hoy, Andalucía» en su nueva etapa impresa en papel couché está buscando comerciales para las Bahía de Cádiz (y para Marbella y la Costa del Sol) a fin de realizar una Edición Especial a todo color y en papel cocuché, tamaño tabloide A-3 dedicada a la Bahía de Cádiz, bajo la direccón de Pepe Oneto.
La entrevista completa puede oirse en el siguiente enlace
https://radiolaisla.com/podcast/saboreando-12-mayo-2023/
La Academia Gastronómica de Marbella en El Campanario, de Estepona

La Academia Gastronómica de Marbella, que va camino de cumplir ya los 40 años de existencia y en la que sigue al frente, desde su fundación el Dr. Andrés Manuel Sánchez Cantos, que es un prestigioso médico, mira por donde, especialista en Digestivo, ha distinguido con un pergamino la calidad de El Campanari



Esta semana la Academia de Marbella se ha ido a verificar como se come, como es la calidad gastronómica que impera en el Triángulo de Oro de la Costa del Sol, es decir, la zona donde hay más hoteles de lujo, campos de golf y buenos restaurantes: Marbella, Benahavís, Estepona.
Casi en el vértice de estos tres municipios, se encuentra El Campanario Restaurante, un club elegante entre jardines, lagos, piscinas y vegetación, situado cerca de la urbanización Atalaya Golf, término municipal de Estepona, a un paso de Guadalmina, que es Marbella y casi lindando con Benahavís.


El Campanario está en el corazón de una zona residencial a la que se entra desde la Autovía, por el Centro Comercial Diana, con una buena señalización para llegar. Y merece la pena llegar.
Y no solo para encontrarte con los salones, los jardines y los cómodos butacones que pueblan los rincones elegantes del club, sino para comer bien.

La Academia Gastronómica de Marbella pudo verificar junto a un grupo de invitados, que así es.

La cocina del Restaurante El Campanario, de Estepona, hace un canto a los productos de la tierra y de los mares, de los pescados grandes del Estrecho que llegan de la lonja de Tarifa y de Algeciras y de la Lonja de Marbella, con esa gamba blanca exquisita de los mares que bañan la Costa del Sol y de la acreditada Lonja de Estepona a donde atracan las grandes “vacas”, esos pesqueros de gran tamaño que se dispersan por el Estrecho, el Mar de Alborán y más allá para poder surtir la mesa con lo mejor de lo mejor.
Pescados y marisco de la zona, chuletones de vaca retinta de la cercana Ruta del Toro, los productos de la tierra y algo que se ha impuesto: el tomate gigante “huevo de toro” que se ha hecho famoso en Coín pero que Miguel Ortega, el gran jefe de El Campanario cría en su huerta, orillas del cercano Guadalmansa arriba, por lo alto de la barriada de Cancelada.

Y es que, tras el aperitivo en la terraza, junto a la piscina, la gran mesa imperial donde se sentaba la casi treintena de académicos de Marbella y los invitados de honor, se llenó de platos con grandes rodajas de ese tomate de la tierra, que sabe a tomate, que en lugar de la clásica anchoa, tenía en lo alto un filete de caballa de Tarifa junto a una porción de ensaladilla rusa de esas de competición.
Le siguió un plato de marisco a base de media docena de gambas blancas, la concha fina de la tierra con abundante limón de Estepona y a continuación las almejas grandes al ajillo. Un acierto.

El chef responsable de la gastronomía de El Campanario, Manuel Marín, sigue la escuela de Manolo Pecino, un mítico maestro de la cocina que sentó cátedra en la Venta El Oro, de Guadacorte allá por los años 60-80, “inventando” cosas tan exquisitas como el queso frito, un enmental en grandes bloques que se traía de Gibraltar o algo tan exquisito y revolucionario como la perdiz con fídeos, que solo el sabía darle el punto clave y el sabor inigualable.
La Escuela de Manolo Pecino fue pasando de sus hijos a quienes les ayudaban en la cocina y hoy son grandes cocineros esparcidos por toda la Baja Andalucía.

Lolo Marín, que sigue la estela que dejó Manolo Pecino, vivió las cocinas de los mejores hoteles de Canarias y aprendió mucho de la cocina de Juan Acosta. Manolo Marín ha trabajado en uno de los mejores restaurantes de La Rioja y ha tenido su buena experiencia en el Restaurante El Ancla, de San Pedro Alcántara antes de hacerse cargo de El Campanario de Estepona, por encargo de su propietario el empresario Miguel Ortega Vera.

El es, como lo era Manolo Pecino, de los que gustan encumbrar el producto del mercado, las cosas de la tierra.
Lo del cocinero que busca lo mejor que hay cada mañana en los mercados, no es un tópico. Manolo Pecino era de los primeros en llegar a la entonces más famosa pescadería de la zona, la del Mercado de La Línea.

Y Lolo Marín es de esa escuela, que busca el producto fresco, lo mejor del día a día.
En el almuerzo servido a la Academia Gastronómica, antes del marisco, sirvió una degustación de boquerones al limón, algo exquisito.

Luego sorprendió con la enorme bandeja de fritura al mejor estilo de esta tierra, donde el “bien me sabe” tenía un punto delicioso. Una fritura espectacular donde había una mezcla de sabores de los diferentes pescados y su aliño, que animaba a empinar la copas de un blanco excelente.

Tras la fritura, otro canto a la cocina de esta tierra y a la mejor lubina del Estrecho.

Y es que anulado que hubo de ser el chuletón de vaca retinta bien madurado, que había previsto, la lubina a la sal con una deliciosa salsa bearnesa y patatas a lo pobre, se convirtió en el plato principal, con lo cual fue un extenso y satisfactorio menú con las diferentes clases de pescado y el entrante de marisco que llenó las apetencias del mas exigente.

Y a todo esto, un maridaje espectacular con los excelentes vinos de la Familia Eguren de San Vicente de la Sonsierra. Empezando con Sierra Cantabria crianza, siguiendo con el Sierra Cantabria Cuvé para terminar con un Sierra Cantabria colección privada, que es un tinto muy muy bueno.
Tiene una cuidada bodega El Campanario y sirvió acertadamente, unos vinos de impacto.
De los postres destacar la tarta de queso de cabra y la de delicia del chocolate negro.
El café, de alto nivel también. Y los licores de sobremesa, al gusto, desde el limonccllo de Luxardo, al Bacardi cola o el whisky etiqueta negra, permitieron una grata sobremesa.



El presidente de la Academia Gastronómica, Dr. Sánchez Cantos, tras hacer público el veredicto y la valoración de la cocina, el servicio y la presentación de la mesa por el secretario general de la Academia, el abogado Ricardo S. Bocanegra, otorgó a Miguel Ortega y a todo su equipo en El Campanario, un pergamino firmado y lacrado, donde se perpetúa la importante jornada gastronómica.






Reseñar que todos de pie, comenzaron con el tradicional rito del “Benedica, benedicamos” que cual fraile del Monasterio de Silos, cantó en el mejor gregoriano, el famoso chef Santiago Domínguez, haciendo honor a su tierra, Vadocondes. Burgos estaba muy bien representado en la mesa.

Fue el crítico gastronómico Pepe Oneto que hace las reseñas sobre cocina en el programa de Carlos Herrera, en Cope quién presentado por José Luis Yagüe, hizo una valoración de los platos servidos.

Pepe Oneto, presidente de las Academias y Asociaciones Gastronómicas de Andalucía, cuyo responsable en la provincia de Málaga es el presidente de la Marbella, Dr. Sánchez Cantos, vino desde San Fernando acompañado del secretario de la Gastronómica “El Estero”, Antonio Montiel y el empresario Juan Sánchez, “Juani de la Isla” que, como gran cantaor que es, cantó unas colombianas, unas milongas y unos fandangos de Huelva que entusiasmaron, acompañado a la guitarra por Gaspar Rodríguez, de Estepona.





Al finalizar la sobremesa y con la participación del presidente y miembros de la Academia de Marbella, Oneto realizó, en directo, el programa “Saboreando” que dirige en la emisora Radio La Isla, de San Fernando.

En la entrega del pergamino que valora con una alta calificación la cocina, el servicio y la presentación de la mesa de El Campanario, estaban presentes entre otras muchas personalidades, el presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol y alcalde de Benahavís, José Antonio Mena Castillo; el alcalde de Estepona, José María García Urbano; el magistrado jefe del Gabinete de Presidencia del TSJA, Mario Alonso; el magistrado en la Audiencia Provincial de Málaga, Manuel Torres Vela; el que fuera secretario de Estado para el Deporte y presidente honorario del Consejo Iberoamericano del Deporte, Rafael Cortés Elvira o empresarios como Ricardo Arranz de Miguel (Villa Padierna); José Manuel Gutiérrez (Grupo Dani García); Sebastián Cabrerizo (Bodegas Riberalta Vega Izan); José Manuel Blanco (Farmacias Blanco); Antonio Espada (Materiales de Construcción Bigmat La Juanita), Paco Banderas (Guadalmina Licores), Rafael Jurado Cuevas (Foto Sistemas) además de otros académicos como el arquitecto técnico, Juan Guerrero, etc.


También fueron invitados el que fuera comisario jefe de Marbella durante 7 años, Enrique Lamelas, el comisario de Estepona, Daniel Salgado, el jefe de la Policía Local de Marbella, Javier Martín y el jefe de la de Estepona.

Miguel Ortega Vera, el propietario de El Campanario, atendió personalmente a académicos e invitados con su proverbial amabilidad.

Es Miguel un empresario campechano, luchador, de la tierra de la que se enorgullece. Nació en San Pedro Alcántara y vive en los campos de Estepona. Su padre era de Istán y lo dejó cuando era muy joven. Y así aprendió a luchar y a sobrevivir, creando una empresa potente.
Le vió las orejas al lobo cuando estalló la burbuja inmobiliaria que sumió a toda la Costa y a España entera en una gran crisis. Y cogió toda su maquinaria de la empresa Ortega y Vera Construcciones OV, con traillas, motoniveladoras, dumper, pero sobre todo excavadoras, las metió en un barco y se fue a Ghana a explotar una mina de oro. No fue fácil y los obligados socios de aquel terreno, poco ayudaron. Lo dejó tras unos años. Total, lo comido, por lo servido.
Y es que, un día, Miguel Ortega conoció en un campeonato de golf benéfico al embajador de la República de Ghana en Madrid, que el entonces párroco de Monda, José Antonio Melgar Muriana (hoy en Casares, Manilva, Sabinillas), al que Miguel Ortega ayudaba en su labor misionera en Africa junto a los salesianos, lo había traído junto con el arzobispo de Acra para dar las gracias por la ayuda que la Costa del Sol estaba prestando a la labor humanitaria que se llevaba a cabo en el campamento de refugiados de Buduburam y en el Hospital salesiano de Apam.
Ghana país de habla inglesa, antigua colonia británica conserva el idioma y la estructura que le dejaron los británicos, pero sigue siendo un país africano.

La experiencia de la mina de oro, devolvió a Miguel Ortega de nuevo a Estepona cuando el auge de la ciudad costasoleña era imparable con el impulso que le estaba dando el alcalde José María García Urbano. Y trabajando bien y con la garantía del trabajo bien hecho, el empresario nato que hay dentro de Miguel Ortega siguió en la brecha, dando impulso a su empresa realizando obras y construcciones allí donde fuera menester.

Un luchador grande y no solo por su tamaño humano, que desde Estepona pone bien alto el pabellón del empresario de la tierra, del nativo de esta baja Andalucia Ese es Miguel Ortega. Un hombre sencillo, afable, humano, luchador amante de su tierra, de nuestra tierra.
El Campanario, cuidando esa cocina, ese servicio amable y profesional, ese marco, sonará, Y con campanas de gloria. Animo y a persistir, que el cliente llegará y perdurará, sabrá llegar una y otra vez. La garantía de una buena cocina, de un buen producto natural, lo hará posible.

Y el empuje del empresario. El Campanario del éxito es ya posible.
Para las reuniones de empresa, para las celebraciones familiares, para quedar bien con los amigos. Para una reunión de negocios en sus comedores privados.
Todos los comensales del almuerzo quincenal de la Academia Gastronómica de Marbella, quedaron impactados del sitio, de sus elegantes instalaciones, pero sobre todo de ese servicio de comedor y de esa cuidada cocina El que prueba repite. Demostrado está.



