El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, ha subrayado que el reconocimiento de la uva pasa moscatel como Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam) supone un impulso decisivo a un cultivo tradicional muy ligado a la tierra, al paisaje y que es garante de biodiversidad y sostenibilidad social y económica. Así lo ha puesto de relieve en Roma (Italia), en compañía de alcaldes de la Axarquía malagueña, representantes de cooperativas, asociaciones y organizaciones agrarias, en el marco del acto de entrega de esta acreditación merecida y justa otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Supone, bajo las palabras del responsable del Gobierno andaluz, un fuerte espaldarazo a un sector del que viven unas 2.000 familias en la comarca y que mantiene la esencia de lo que es nuestra agricultura tradicional. La distinción, ha subrayado, viene a reconocer la dignidad del trabajo de nuestros agricultores, que muchas veces tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para recoger la uva pasa, por eso es un orgullo este reconocimiento, que esperemos que además sirva para mejorar las producciones, rentabilizarlas y ponerlas en el mercado.
Sánchez Haro ha incidido, en este sentido, en la oportunidad de este sello diferenciador no sólo para la salvaguarda de un sistema productivo ancestral que contribuye a mitigar el cambio climático, sino también para mejorar la comercialización y la diversificación y fijar, en definitiva, la población al territorio a través de la protección del patrimonio cultural e inmaterial o la promoción de servicios relacionados con la actividad turística, gastronómica y los productos autóctonos. Éstos son, a su juicio, los retos que compartimos las numerosas instituciones, organismos y empresas que hemos afrontado, juntos, el largo y enriquecedor camino hacia este reconocimiento internacional.
Con ello, el dirigente autonómico ha aludido a los actores fundamentales que han apoyado la candidatura abanderada por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, tales como la Asociación Moscatel o el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga. Todo ello, sin olvidar a las organizaciones agrarias de la provincia UPA, COAG y Asaja, la Asociación para la promoción turística de la Axarquía, la Diputación Provincial y la Universidad de Málaga, las cooperativas de Almáchar y El Borge e, incluso, el Parlamento de Andalucía y el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Rodrigo Sánchez ha reiterado la implicación de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural con el futuro de la uva pasa, algo para lo que, como ha expuesto, en el marco del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020, hemos articulado una ayuda agroambiental específica para este cultivo, con un presupuesto de 2,2 millones de euros para cinco años de compromisos, con un incentivo de hasta 359 euros por hectárea que vienen a respaldar la realización de las tradicionales piletas en las bases de las cepas para evitar la erosión. De igual modo, ha añadido, el sector también cuenta con el apoyo transversal de las ayudas a zonas con limitaciones naturales.
Defensa del cultivo
La uva pasa encuentra sus primeras referencias en la época de los fenicios y, tras la proliferación de asentamientos en casas de campo denominadas lagares en el periodo musulmán, a finales del siglo XIX se erigía ya casi en un monocultivo. Tanto es así que, como ha expresado Sánchez Haro, define la personalidad geográfica y paisajística de la Axarquía malagueña. Se trata, según ha explicado, de una agricultura de baja tecnología, con las mismas técnicas de la antigüedad, escaso uso de productos de síntesis, con laboreo reducido y adición de materia orgánica. De este modo, preserva el medio ambiente y optimiza recursos como el agua y el suelo. Las laderas empinadas, además, no permiten el empleo de maquinaria, lo que obliga a realizar las operaciones de recolección, transporte, secado o eliminación de uvas de racimo de forma manual para así conservar la tradición y el paisaje.
Para el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, estamos ante una forma de vida histórica muy vinculada al sistema agrícola del viñedo moscatel, que ha sido y es clave para la economía de una zona con limitaciones naturales como la Axarquía y que, por tanto, ha mantenido vivos los pueblos que la conforman. Esta actividad, que tiene en la pervivencia del uso del mulo para el transporte de la uva una de sus singularidades, sin duda tendería a desaparecer en cualquier otro contexto, de ahí, ha continuado, la importancia de un reconocimiento internacional que nos ayudará a conservar unos rituales y tradiciones que se han transmitido de generación en generación y que han dado como resultado un paisaje único y un patrimonio singular.
A la vanguardia
Este reconocimiento honorífico convierte a la Axarquía, junto al Valle Salado de Añana en Álava (País Vasco), que también ha recibido hoy esta distinción, en el primer sistema agrario europeo que alcanza esta acreditación internacional que coloca a la uva pasa moscatel como ejemplo de armonía entre la comunidad rural y su entorno. Asimismo, la Junta de Andalucía, con el fin de que toda la comarca sea partícipe de este distintivo, promueve la celebración de un acto el próximo día 28 de abril en la localidad malagueña de Almáchar.